Secretos para vencer

Tres palabras sintetizan el secreto de su ascenso lento pero sostenido en la escalera del éxito: trabajo, constancia y una buena dosis de sacrificio.

Con una amplia sonrisa que corrobora la confianza que siente en sí misma, su agradecimiento a un Dios de poder que le ha abierto puertas y el convencimiento de que el futuro será cada vez más promisorio, la ciclista colombiana María Luisa Calle mostró a los periodistas su medalla de oro, obtenida en el Campeonato Mundial de Francia.

Alcanzar esa posición no fue fácil. Demando trabajo, por espacio de varios meses. Sin descansar, con la mirada puesta delante, donde ponen la atención aquellos que comprenden que llevar los ojos a lado y lado del camino les desviará de la meta. Que sólo les permitirá dimensionar las dificultades y no los logros.

En criterio de la deportista, todavía resta mucho camino; sin embargo, afincada en los pilares de su derrotero exitoso, está convencida de que llegará a la cima.

Un mundo dividido

Querámoslo o no, nuestro mundo se divide en dos grandes segmentos: el de sinnúmero de personas que habiendo nacido para triunfar en Cristo, se resignan con la derrota, y el de aquellos que –a pesar de las circunstancias difíciles—siguen adelante.

Vencer es posible cuando confiamos en Dios más que en nosotros y las capacidades que nos asisten, tal como instruye el apóstol: "Amados, si nuestro corazón no nos responde, confianza tenemos en Dios" (1 Juan 3:21).

Ascender en la escalera hacia la realización personal y espiritual, demanda entonces, plena dependencia del Supremo Hacedor y recordar siempre tres pilares que son esenciales: trabajo, constancia y una buena dosis de sacrificio.

No podemos pretender que el camino será fácil, como las fórmulas alegres que difunden por ahí los "predicadores del positivismo". No obstante, cuando afloren problemas, debemos avanzar, tomados de la mano del Señor Jesucristo. ¡La victoria está asegurada!