Monday, August 21, 2006

¿Es el cielo un lugar o un estado del alma?

Jesucristo nos enseña de un modo claro que el cielo es un lugar. En Juan 14: 2 dice: "Voy, pues, a preparar un lugar para vosotros", y para hacerlo más claro todavía, añade en el siguiente versículo que, cuando el lugar nos haya sido preparado volverá para recibirnos a sí mismo, para que allí donde él esté, estemos también nosotros.

Además, se nos dice de un modo claro que, cuando Jesús mismo dejó la tierra, fué al cielo, desde donde había venido. (Juan 13:3; Hechos 1:9, 10; Efesios 1:20-21; y muchos otros lugares)

La bienaventuranza del cielo no será debida al carácter del lugar de un modo total. Será mayor todavía por el estado mental en que se hallarán los que habitan en él. Sin embargo el cielo es un lugar, un lugar más bello que cualquiera pueda concebir. Todas las comparaciones terrenales deben ser por necesidad insatisfactorias. En este nuestro lado presente todos los sentidos y facultades naturales de percepción están embotados por el pecado y la enfermedad que sigue al pecado. En nuestros cuerpos redimidos cada sentido y facultad será ampliado y será perfecto. Puede que haya nuevos sentidos, pero lo que hayan de ser naturalmente no nos lo podemos imaginar. Lo más bello que hayamos contemplado en esta tierra no es comparable en nada a la belleza de lo que nos espera en esta bendita "ciudad con fundamentos". El cielo estará libre de todas las maldiciones y pesadillas que nos atormentan aquí. No habrá penosos trabajos serviles, ni habrá dolor ni enfermedad (Apocalipsis 21:4), ni muerte ni entierros ni separación Especialmente no habrá pecado. Será un sitio de conocimimiento universal y perfecto, (1a.Corintios 13:12), de amor universal y perfecto, (1a.Juan 3:2; 4:8), de perpetua alabanza (Apocalipsis 7: 9-12). Será un país de melodías y cánticos.

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